Expandir la consciencia puede ser una expresión tan inspiradora como despistante, a veces. Habría que explicar antes que nada a que tipo de consciencia se refiere (corporal, emocional, social, divina, sexual, etc.), o si se cree que existe una universal. La palabra expandir está a indicar el «movimiento» (o proceso) que, desde un centro, va irradiando hacia afuera para proyectar y percibir, y luego vuelve para cohesar.
La consciencia no es algo que se expande hacia fuera sino hacia nuestro interior, nos hace evolucionar desde dentro en relación con nuestro entorno.
Tal como pasa con la nutrición, cogemos todos los impulsos externos que nos interesan, asimilamos los que son necesarios para nuestra evolución y devolvemos los desechos (que eventualmente serán alimento por otro centro).
Las olas del mar, la respiración, el Thai Chi, la Capoeira, o masaje tailandés, son solo algunos ejemplos de expansión de consciencia, osea una armonía que, en ciclos progresivos, constantemente crea, deshace y vuelve a crear. Estos ciclos suelen culminar en un inicio de nuevos ciclos, más elevados, con más conciencia.
Cada semana por ejemplo parece que se repite una misma rutina pero en realidad todo es distinto, nosotros somos distintos, somos más expansos de lo que erabamos la semana pasada. Los ciclos evolucionan y nuestra conciencia también. En otras palabras, cada día somos más habiles en lo que estamos haciendo con más intención y por más tiempo.
Los ciclos, en mi opinión, tienen un orden, no fijo sino variable según el entorno, la educación y las propias intuiciones: No puede expandirse una consciencia sexual sin una corporal previa, y si esta no está bastante desarrollada, la consciencia sexual se va formando sobre unas bases no muy estables. La consciencia emocional muchas veces influye en la social y siempre influye en la corporal. La consciencia divina o espiritual es bastante más compleja.
La integración o cohesión es la parte más delicada del proceso, la que necesita más tiempo y más energía, sería como la digestión.
Te cuento como fui integrándo, poco a poco, mi viaje a Tailandia, en mi vida en Barcelona. En un principio, ignoraba todo esto y aterrizar en el Prat desde Chiang Mai ha sido un buen choque. Mi conciencia social estaba bastante reducida y las demás venían de un viaje muy revelador y estaban bastante ampliadas, me sentí así muy vulnerable y mi primera reacción fue en la difensiva. Después de hablar con un amigo que justo me hizo notar que estaba «timorato», entendí que solamente necesitaba tiempo para fusionar y aplicar todo lo que había aprendido (o recordado) en una sociedad con valores aparentemente tan diferentes. Mi expansión de consciencia necesitaba terminar su ciclo de cohesión, para integrarse en mi «routina» pero de una forma superior, sublimada.
Ayer, después de una sesión de automasaje en el parque y una clase de Yoga por la tarde, vi en la tele un partido de fútbol de mi equipo contra su mayor rival, empataron y esto me gustó. Todos jugaron y se divirtieron!
Ayer me di cuenta que el ciclo se cumplió, vi el calendario y justo cumplía tres semanas de que he vuelto, 21 Días!