No sé cuando empezó realmente mi historia, pero desde muy joven tengo fe en la divinidad que habitamos.
A los 16 años ya participaba como Scout en políticas de ayuda social: cursos de inserción en cárceles de menores, fundaciones de minusvalídos, ayuda a la recuperación de tóxico dependientes y re-calificación ambiental.
El día de Navidad del 2005 viajé a Etiopía como misionero con el grupo GMA Napoli. Ahí aprendí que la pobreza es una cara sin sonrisa y que el bienestar no es un estado, sino una actitud.
Después de este viaje me sentía bastante maduro y necesitaba salir del nido. Dejé la Academia de bellas Artes, y dejé Italia. Fui a vivir a Barcelona, capital del modernismo y por algunos, capital europea de la felicidad. Con un mapa, un diccionario y un indestructible Nokia 3310, iba por la ciudad catalana a por mi destino.
En el 2012 hice mi primer viaje a Tailandia. Fui a visitar mi hermano mayor que, mientras tanto se montó ahí su vida. Conozco prácticamente todo el país. Ahí he aprendido la meditación como devoción; el masaje thai estilo del norte y del sur; el desapego al sofá y el placer de sentarse en el suelo.
Ademas de las escuelas tradicionales me he formado con Pichest Boonthumme, Sinchai Sukparset y David Llut (fundador de Osteo-Thai).
Como es de entender, el estudio nunca acaba pero cuando en el 2016 Roland Combes me introdujo en el Wuotai, entendí que la vida misma es una investigación. El Wuotai es una escuela de osteopatía francesa especializada en el trabajo fascial, embriología y neurociencia, satisfactoriamente concluida en el 2021.
Actualmente estoy cursando mi tercer año en la escuela EMPO de Barcelona, una escuela de Psico-Osteopatía Organica, especializada en MRP oseo, movilidad visceral y bioneuroemoción.
Llevo además varias formaciones de neurociencia con Nazareth Castellanos y múltiples estudios de anatomía, fisiología y biomecánica.
Mi visión hoy en día es enseñar la anatomía no como una materia, sino como parte de nuestra historia común.